viernes, 21 de septiembre de 2012

Llueve

Íbamos cayendo de a poco entre monedas gastadas.
Caíamos despiertos, de tanto que dormíamos encerrados.
Éramos la pena abrazada en un cuarto, la rima olvidada en los años.

A pesar de que llovía en los balcones, de que no había soles a la vista
ni caminos por andar; caminábamos agarrados a las sobras de los sueños
que vivimos; nos aferrábamos tiernamente a lo que quedó de una noche mágica y verdadera.

Las paredes que amenazaban con encerrarnos, se hicieron nubes cuando pisamos el cielo.

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